En un artículo de sport life que leí el otro día (http://www.sportlife.es/nutricion/articulo/tipos-hambre) exponen que:
Jan
Chozen Bays, pediatra de Harvard y autora del libro "Comer Consciente: Una
guía para redescubrir una relación sana y alegre con los alimentos",
identifica siete tipos de hambre diferentes. Una clasificación que puede
ayudarnos a prevenir problemas nutricionales.
1. Comer
por los ojos. El sentido de la vista es un potente estimulante
del apetito, nos atraen las manzanas más rojas o las moras más brillantes.
2. Hambre
por olores. Seguro que no has podido resistir la tentación de
comprar pan o bollos cuando pasas por un horno a primera hora. Es normal, en la
antigüedad, el sentido del olfato nos indicaba donde estaban los alimentos y se
agudiza cuando estamos en ayunas.
3. Hambre
de sabores nuevos. Es
lo que nos pasa cuando vamos a un restaurante oriental y pedimos varios platos
con sabores dulces, salados, amargos, etc., no podemos parar a pesar de que
hemos comido suficiente. Mastica despacio para que tu estómago tenga tiempo de
enviar la señal de saciedad al cerebro. O ponte una norma: solo un postre dulce
a la semana.
4. Hambre
de estómago. Es
el hambre física, cuando nos suenan las tripas. Hay que aprender a reconocerlo
para saber si es hambre real y necesitamos comer o es un mal hábito, por
ejemplo, si siempre has tomado un vaso de leche con galletas antes de
acostarte, aunque hayas terminado la cena hace una hora, tienes esa costumbre y
necesitas reeducar al estómago para que no te pida su comida a esa hora.
5. Hambre
celular. Es el hambre que experimentamos los seres vivos que
nos conduce a buscar alimentos para sobrevivir. Nacemos con una apetencia
innata por alimentos dulces para obtener energía o por alimentos salados para
evitar la deshidratación. Si tu cuerpo te pide algo dulce o salado, te está
enviando una señal de que falta algo, revisa la dieta, la hidratación, el sueño
y el entrenamiento.
6. Hambre
mental. Cuando lees que el chocolate negro es rico en
antioxidantes, racionalizas el estudio para justificar tu "enganche"
al chocolate, por ejemplo. Es el poder de la mente.
7. Hambre
de corazón. Es un
hambre sentimental, al buscar en las comidas favoritas el vacío que nos
entristece, y que intentamos recuperar con alimentos asociados a la felicidad y
a los buenos tiempos. Es importante analizar nuestros sentimientos y no
dejarnos llevar por la auto-compasión del "pobre de mí, al menos la comida
nunca me falla".
Me pareció súper curioso y totalmente cierto lo que explican en este artículo; yo creo que "el hambre" que más suelo tener es la 1, comer por los ojos, y la 2, hambre por olores; oler algo rico o ver algo con pinta deliciosa ¡hace que quiera comérmelo! y me pasa cuando voy al supermercado a comprar con hambre, cuando paso por alguna pastelería,... ¡¡tentaciones!! Pero, si un "tipo de hambre" guiaba (y sigue guiando en momentos de debilidad) mi alimentación es el "hambre de corazón" y es algo que ya he comentado en el blog anteriormente: si estaba triste, comía para consolarme; si estaba alegre, comía para celebrarlo; si estaba ansiosa, comía para calmarme; si estaba aburrida, comía para entretenerme;… y lo peor es que lo que comía era insano al 100%: pizzas, papas, pipas, golosinas, galletas, etc.
Me imagino que el “tipo de hambre” al que
deberíamos hacer caso es el “hambre celular”… comer lo que te pide el cuerpo para satisfacer sus necesidades y punto... pero yo creo que mi cuerpo al principio, cuando empecé en
serio con la dieta, me pedía cosas dulces o muy calóricas porque ¡lo
tenía acostumbrado a eso! Ahora, en cambio, no siento tanto esa necesidad de dulce o de comida grasienta... Me da que esa es la razón por la que empezar una dieta cuesta
tanto: tienes que “desengancharte” de determinados alimentos que consumes
habitualmente (en mi caso: pastas, salsas,…) y tienes, a su vez, que “engancharte”
a otros alimentos que comes muy esporádicamente (en mi caso: verduras,
frutas,…), como si de una adicción se tratara.
Ojalá fuera todo tan simple como beber cuando tenemos sed y comer
cuando tenemos hambre y ya, sin sobrepeso, sin desnutrición, sin malos
hábitos... Pero la comida, a parte de algo esencial para la vida, actualmente
es algo intrínseco para la socialización del ser humano.
Salir a comer, preparar algo especial,... la comida diferencia
entre la rutina diaria y un día de fin de semana, entre un almuerzo normal y un
almuerzo familiar o de reencuentro, de celebración... hay mucho más detrás de
la comida... no sólo comemos por comer, comemos para relacionarnos, para
disfrutar, para relajarnos...
Y por eso me da tanto coraje cuando alguien me ve gordita y me
dice: "¡eso nada! ¡comer menos y moverte más!" Si fuera tan fácil todos
estaríamos en nuestro peso ideal y ¡¡no es así!! El ser humano no sólo es
conductual, también es racional y emocional y hay que trabajar todos los
ámbitos para conseguir el equilibrio necesario.
Comer menos, moverse más, sí... pero también tener menos miedos, más amor propio, menos agobio, más ilusión,...
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