miércoles, 20 de mayo de 2015

Tipos de hambre

En un artículo de sport life que leí el otro día (http://www.sportlife.es/nutricion/articulo/tipos-hambre) exponen que:

Jan Chozen Bays, pediatra de Harvard y autora del libro "Comer Consciente: Una guía para redescubrir una relación sana y alegre con los alimentos", identifica siete tipos de hambre diferentes. Una clasificación que puede ayudarnos a prevenir problemas nutricionales.
1. Comer por los ojos. El sentido de la vista es un potente estimulante del apetito, nos atraen las manzanas más rojas o las moras más brillantes.
2. Hambre por olores. Seguro que no has podido resistir la tentación de comprar pan o bollos cuando pasas por un horno a primera hora. Es normal, en la antigüedad, el sentido del olfato nos indicaba donde estaban los alimentos y se agudiza cuando estamos en ayunas.
3. Hambre de sabores nuevos. Es lo que nos pasa cuando vamos a un restaurante oriental y pedimos varios platos con sabores dulces, salados, amargos, etc., no podemos parar a pesar de que hemos comido suficiente. Mastica despacio para que tu estómago tenga tiempo de enviar la señal de saciedad al cerebro. O ponte una norma: solo un postre dulce a la semana.
4. Hambre de estómago. Es el hambre física, cuando nos suenan las tripas. Hay que aprender a reconocerlo para saber si es hambre real y necesitamos comer o es un mal hábito, por ejemplo, si siempre has tomado un vaso de leche con galletas antes de acostarte, aunque hayas terminado la cena hace una hora, tienes esa costumbre y necesitas reeducar al estómago para que no te pida su comida a esa hora.
5. Hambre celular. Es el hambre que experimentamos los seres vivos que nos conduce a buscar alimentos para sobrevivir. Nacemos con una apetencia innata por alimentos dulces para obtener energía o por alimentos salados para evitar la deshidratación. Si tu cuerpo te pide algo dulce o salado, te está enviando una señal de que falta algo, revisa la dieta, la hidratación, el sueño y el entrenamiento.
6. Hambre mental. Cuando lees que el chocolate negro es rico en antioxidantes, racionalizas el estudio para justificar tu "enganche" al chocolate, por ejemplo. Es el poder de la mente.
7. Hambre de corazón. Es un hambre sentimental, al buscar en las comidas favoritas el vacío que nos entristece, y que intentamos recuperar con alimentos asociados a la felicidad y a los buenos tiempos. Es importante analizar nuestros sentimientos y no dejarnos llevar por la auto-compasión del "pobre de mí, al menos la comida nunca me falla".

Me pareció súper curioso y totalmente cierto lo que explican en este artículo; yo creo que "el hambre" que más suelo tener es la 1, comer por los ojos, y la 2, hambre por olores; oler algo rico o ver algo con pinta deliciosa ¡hace que quiera comérmelo! y me pasa cuando voy al supermercado a comprar con hambre, cuando paso por alguna pastelería,... ¡¡tentaciones!! Pero, si un "tipo de hambre" guiaba (y sigue guiando en momentos de debilidad) mi alimentación es el "hambre de corazón" y es algo que ya he comentado en el blog anteriormente: si estaba triste, comía para consolarme; si estaba alegre, comía para celebrarlo; si estaba ansiosa, comía para calmarme; si estaba aburrida, comía para entretenerme;… y lo peor es que lo que comía era insano al 100%: pizzas, papas, pipas, golosinas, galletas, etc.

Me imagino que el “tipo de hambre” al que deberíamos hacer caso es el “hambre celular”… comer lo que te pide el cuerpo para satisfacer sus necesidades y punto... pero yo creo que mi cuerpo al principio, cuando empecé en serio con la dieta, me pedía cosas dulces o muy calóricas porque ¡lo tenía acostumbrado a eso! Ahora, en cambio, no siento tanto esa necesidad de dulce o de comida grasienta... Me da que esa es la razón por la que empezar una dieta cuesta tanto: tienes que “desengancharte” de determinados alimentos que consumes habitualmente (en mi caso: pastas, salsas,…) y tienes, a su vez, que “engancharte” a otros alimentos que comes muy esporádicamente (en mi caso: verduras, frutas,…), como si de una adicción se tratara.

Ojalá fuera todo tan simple como beber cuando tenemos sed y comer cuando tenemos hambre y ya, sin sobrepeso, sin desnutrición, sin malos hábitos... Pero la comida, a parte de algo esencial para la vida, actualmente es algo intrínseco para la socialización del ser humano. 

Salir a comer, preparar algo especial,... la comida diferencia entre la rutina diaria y un día de fin de semana, entre un almuerzo normal y un almuerzo familiar o de reencuentro, de celebración... hay mucho más detrás de la comida... no sólo comemos por comer, comemos para relacionarnos, para disfrutar, para relajarnos... 

Y por eso me da tanto coraje cuando alguien me ve gordita y me dice: "¡eso nada! ¡comer menos y moverte más!" Si fuera tan fácil todos estaríamos en nuestro peso ideal y ¡¡no es así!! El ser humano no sólo es conductual, también es racional y emocional y hay que trabajar todos los ámbitos para conseguir el equilibrio necesario. 

Comer menos, moverse más, sí... pero también tener menos miedos, más amor propio, menos agobio, más ilusión,...







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