Creo que todos
odiamos pesarnos y proyectamos ese odio y esa frustración con la báscula.
Pero en realidad
ella no es el enemigo; es más, creo que es una amiga verdadera porque
dice directamente y sin miramientos la verdad absoluta que necesitas ver:
CUÁNTO PESAS y todo lo que ese peso conlleva: necesitas hacer ejercicio,
estás comiendo mal, no te estás cuidando, etc.
Aunque hay
afortunados a los que les dice: ¡Éstas perfect@ bombón! jajajajaja y en esos
momentos la adoramos, ¿verdad? jajajaja
Ahora en serio:
la báscula genera miedo, a veces incluso pánico; nos tortura y, en mi caso, subirme
a ella me genera nervios y mucha tensión, y, dependiendo de lo que "me
diga" mi día cambia drásticamente: si no es lo que yo esperaba, me provoca
un día de depresión intenso; en cambio, si me muestra los resultados deseados, me da un día de felicidad absoluta.
Una relación
bipolar donde las haya, de amor-odio, de miedo-felicidad, de estar en la cuerda
floja continuamente...
Pero creo que no
debemos temer a la pobre báscula (y lo dice alguien que la ha denominado
"odiosa máquina de deprimir...")... Estoy cansada de pensar en
pesarme y que, en consecuencia, se me haga un nudo en el estómago de los
nervios... porque es como si me enfrentara a un examen cada vez que me
toca pesarme pero con el inconveniente de que no me juego aprobar o suspender
sino que pongo en manos de ese instrumento cosas tan grandes como mi
satisfacción, mi bienestar o mi orgullo por el trabajo bien hecho, mi
equilibrio emocional,..., mi felicidad...
Y, qué quieren
que les diga, yo prefiero dejar ese poder en manos de un concepto más amable y
más fiable: mi evolución total a largo plazo.
Así que he decidido que voy a intentar quitarle la
personalidad maléfica a mi báscula e impedir que ella defina mi
felicidad...
La felicidad es algo tan grande que no debería depender de algo tan pequeño. Lo que define no es lo que somos (ni cómo somos) sino lo que hacemos para llegar a ser lo que queremos ser. =)