domingo, 25 de enero de 2015

Semana 2

Esta semana no he hecho casi nada de ejercicio =( 

Fui el lunes al entrenamiento pero me sentía bastante limitada por la lesión, sólo podía entrenar la parte superior del cuerpo (ya que mover la pierna derecha me dolía).

Y el resto de la semana no entrené porque me fui de viaje (caminé bastante, eso sí...) y porque 10 días después, aunque el dolor ha disminuido, sigo sintiendo punzadas cuando muevo la pierna de forma un poco brusca... así que no me queda otra que tener un poco más de paciencia y esperar a que se me cure del todo el desgarro muscular.

Y con respecto a la dieta, he intentado hacerla lo más perfecta posible pero ¡dios mío! qué difícil es salir a comer y encontrar en la carta algo sano y no morir de asco en el intento... Hamburgueserías, puestos de perritos, pizzas, etc. hay en cada esquina... pero sitios (al menos medianamente económicos) con comida sana: misión casi imposible... 

Así que lo que hice estos días que pasé fuera de casa fue seguir el súper consejo que mi entrenador Iván Monzón (http://www.entrenadorespersonalescanarias.es/me dio hace tiempo: ir al restaurante al que toque ir y adaptarme a pedir aquello de la carta que mejor me vaya a mí para mi dieta.

Esta semana he aprendido a decir que NO, y a decirlo con voluntad y no con pesadumbre... 
A decir que NO a los donuts con pinta deliciosa, 
a decir que NO a una pizza, 
a decir que NO a un bocadillazo y a unas papas fritas con jamón y queso y salsas.
A decir que NO a un pedazo de tarta, a una taza de chocolate con nata... 

Mi mejor aliado: el té. Llena, calma la ansiedad, está rico y es sano. 

Mi mayor arma: recordarme continuamente por qué "limito" mi comida, y, sobre todo, las consecuencias nefastas que tendría para mí (y para mi reto) atiborrarme con alimentos que no me van a ayudar en nada...

Mi aprendizaje semanal: 
Hay personas diabéticas que saben que comer azúcar perjudica su salud y por eso no comen alimentos que puedan afectarles; si van a un restaurante, piden aquello que pueden comer y la gente que rodea a esa persona comprende su problema, lo aceptan y nunca la obligarían o incitarían a comer azúcar porque saben que no le haría bien... 
Y lo mismo sucede con mil enfermedades más...
Por tanto, si yo soy obesa, no puedo comer determinados alimentos porque perjudican seriamente mi salud; así que, cuando vaya a restaurantes, debo pedir aquello que pueda comer, alimentos que no me hagan mal... Y los demás no deberían incitarme a comer cosas insanas, ni yo debería cohibirme por salir a comer con personas que no tienen mi enfermedad porque ellos pueden comer lo que buenamente quieran y yo debo comer lo que me siente bien, lo que vaya bien para mi salud.

Sé que es un poco chocante quizás, y puede que parezca que exagero la situación... pero yo esta semana he tenido esa convicción y me ha hecho cambiar actitudes y pensamientos... 

La dieta no debería ser una cadena que te oprima... 

debería ser la llave que te abra la puerta a una vida saludable.

Y pensar así ayuda a comprometerte con la dieta: 
No hago dieta porque esté gorda o sea y me sienta lo peor del mundo... 
NO
Hago dieta porque 
por encima de ser gorda, flaca, atleta o novata en el deporte 
soy una persona que tiene derecho a estar y a sentirse sana... 
y para conseguirlo, el camino que debo seguir es ese.
 PUNTO y FINAL.  

Y si hay que buscar un nuevo término que no conlleve las connotaciones negativas y limitantes que tenemos asociadas a la palabra DIETA, ¡¡SE HACE!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario